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En memoria: “Hugo Bulacio no podrá ser reemplazado porque trabajaba con conciencia, conocimiento y los deseos más profundos de que todo sea mejor para los pacientes”

Fueron las palabras de la jefa del servicio de Aféresis del hospital Padilla, doctora Graciela Ávila, quien trabajó más de 8 años junto al técnico en hemoterapia Hugo Bulacio, luchador incansable que dedicó su vida a convertir el servicio provincial en referente del NOA, a generar conciencia social acerca de la importancia de la donación de sangre y al constante crecimiento en favor de la comunidad hospitalaria.

Hugo tenía 42 años, una familia, muchos sueños y mil proyectos para el servicio de Aféresis al que le dedicó arduos años de trabajo. En la mañana del pasado 10 de noviembre el trabajador, que había estado dedicado a pleno a la donación por parte de pacientes recuperados de Covid-19 en el Banco de Plasma, se despidió del plano terrenal tras luchar personalmente contra la enfermedad a la que día a día daba batalla con el anhelo y la convicción de salvar a otros.

Este año la conmemoración del Día del Técnico en Hemoterapia está teñida del dolor por su partida, pero también por el legado que Hugo dejó en la comunidad sanitaria y en tantas almas que tocó con su pasión por salvar vidas. La jefa del Banco de Sangre de la Provincia, doctora Felicitas Agote, brindó unas palabras en este contexto de pandemia, en el que se necesitó reforzar las áreas de promoción de la donación y el trabajo con los donantes voluntarios en colectas externas.

La labor de promoción de los técnicos, que implicó que salgan del Banco y de los hospitales a hacer colectas externas y que llevaran a la comunidad el mensaje de que no todo es Covid y que también se requiere sangre para otros pacientes, fue fundamental. “Convencer, fidelizar a los donantes, promover la donación son algunas de las tareas de los técnicos en hemoterapia y Hugo siempre fue parte de este tipo de iniciativas, desde organizar campañas dentro de los hospitales, donar ellos mismos sangre, como concientizar al resto del personal de la salud”, comentó Agote.

«Con Hugo compartimos muchos años de trabajo juntos y en él siempre estuvo el compromiso incondicional con el trabajo cualquier día a cualquier hora, pasamos incluso fiestas de fin de año trabajando. Él era muy responsable y siempre estaba con proyectos en mente, viendo cómo iba a ayudar a los demás, era muy motivador y sumaba gente como con el Club de Donantes que fue su iniciativa. Él era el motor de toda la gente que se acercaba y siento que de alguna forma siempre se preocupó más por los demás que por él mismo”, recordó la profesional.

Agote afirmó que sin Hugo el servicio de Aféresis no hubiera funcionado de la misma manera y que fue en gran parte gracias a su trabajo que se transformó en referente del NOA, con jornadas nacionales de formación en su haber, reuniones de actualización que continuó organizando durante la pandemia por vía remota y un prestigio en la labor que logró que otras provincias abrieran sus servicios, motivadas por el trabajo ejemplar del técnico.

“Hugo ha sido un ser especial en todos los aspectos de su vida”

En las palabras de la jefa del servicio de Aféresis del hospital Padilla, doctora Graciela Ávila, se escucha la emoción de quien conoció realmente a la persona. Admiración, nostalgia y una replicada sed de reconocimiento a quien lo dio todo por su vocación es la sensación que Hugo fue dejando impregnada en todos los que lo conocieron y hoy lamentan su partida.

“Fueron 8 años trabajando codo a codo con Hugo quién realmente ha sido un ser especial en todos los aspectos de su vida: en lo personal, en lo laboral por su responsabilidad, por su aspiración a crecer, constantemente buscando cómo aumentar la donación de sangre. Empezamos con unos cuantos donantes y después de mucho trabajo formamos el Club de Donantes”, afirma Ávila y menciona una de las mayores obras de Hugo, la creación de un club que nuclea a donantes habituales de sangre, que en más de una ocasión se definieron como una gran familia caracterizada por la solidaridad.

“Hugo no podrá ser reemplazado porque trabajaba a full, con conciencia, con conocimiento y con deseos profundos de que todo sea mejor para los pacientes. Tenía una vocación de entrega total, el paciente era lo primordial, siempre con la prevención de que teníamos que tener las plaquetas antes de que algún paciente las necesite. Ese movimiento y empuje constante en los años que llevo de hemoterapeuta no lo encontré en otra persona”, dijo.

Ávila recuerda que el primer equipo de Aféresis llegó a ellos a principios de 2012 y que en marzo, cuando técnicos y médicos fueron capacitados para su uso, le comunicaron que la habían escogido como responsable del servicio: “Empezamos a trabajar juntos con donantes de plaquetas, hicimos el primer recambio de una niña de Tafí del Valle, las primeras prácticas de aféresis fueron en un consultorio pequeño porque no teníamos otro espacio y así fuimos creciendo, en contacto con la Fundación Flexer porque el requerimiento de niños con leucemia era elevado como lo es todos los años”.

La admiración de la profesional se transparenta en cada palabra: “Admiraba a Hugo profundamente, no había cansancios para él. Lo recuerdo diciéndome siempre –‘Doctora tenemos que hacerlo, esto se necesita, a esto hay que gestionarlo, a esto hay que pedirlo’ y así fuimos creciendo, fueron años intensos y creo que el mejor homenaje ahora es escuchar el pedido que surgió desde quienes lo conocieron tanto, los miembros del Club de Donantes, que están solicitando que el servicio de Aféresis lleve su nombre”.

Hugo dejó un legado invaluable, trabajaba por y para los pacientes, trabajaba por convicción, por honor, por vocación y muy especialmente para que la Hemoterapia, su pasión, sea reconocido como lo que es, el corazón de los hospitales. En los lugares donde dejó su huella trabajando, dejó también parte de su corazón.