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Qué es el hígado graso y cómo prevenirlo

El gastroenterólogo del hospital Nicolás Avellaneda, doctor Rodolfo Carbonetti, habló acerca del hígado graso, afección que debido a su creciente avance se considera una epidemia en la sociedad occidental y cuya incidencia se puede modificar considerablemente adoptando hábitos de vida saludables.

El hígado es un órgano noble que cumple funciones específicas de vital importancia para el cuerpo humano. Cuando las células del hígado, llamadas hepatocitos, comienzan a almacenar grasa, la misma acumulación genera fenómenos de oxidación y daño celular que pueden desembocar en inflamación y consecuentes daños de carácter irreversible en el órgano.

La inflamación que esa acumulación de grasa produce puede cicatrizar y generar lo que se conoce como una hepatopatía crónica cirrosa o causar enfermedades metabólicas como hipertensión, diabetes, insulino-resistencia, dislipemia y obesidad.

«No todos los pacientes que tienen hígado graso terminan haciendo cirrosis, pero la gran mayoría desarrollan diabetes e hipertensión que pueden terminar con la vida del paciente, por eso es importante difundir cómo se trata el hígado graso de manera práctica, que es principalmente con actividad física y una dieta basada en fibras, verduras, frutas, legumbres, frutos secos, pescados y aceite de oliva que ayudan al descenso de peso del paciente y a cambiar esta histopatología alterada con sus enfermedades asociadas», sostuvo el especialista.

Un gran porcentaje de la población occidental tiene hígado graso, se habla de cifras que superan el 50 por ciento. La patología se detecta cuando el hígado comienza a inflamarse, algo que suele progresar hacia un hígado cirrótico y posteriormente a una cirrosis.

«Si bien por lo general esta es una patología adquirida que puede cambiar con el estilo de vida, está relacionada con un factor genético que predispone a su aparición», resaltó el profesional, al tiempo que instó a la no automedicación.

«No existe ningún tratamiento específico para prevenir o evitar la ingesta copiosa de alimentos y de bebidas alcohólicas. Las fiestas de fin de año suelen caracterizarse por esto, pero la automedicación no es la vía aconsejable ante el malestar, sino la responsabilidad de cada persona al momento de elegir lo que se ingerirá», reflexionó.