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Refuncionalizan los hospitales Centro de Salud y Avellaneda para dar respuesta a pacientes con COVID-19

Con la llegada de la segunda ola, los efectores centrales de la provincia se adaptan para aumentar su capacidad de respuesta ante casos de coronavirus. Ambos establecimientos cuentan con camas disponibles para internación.

“Estamos en constante reingeniería de todas las salas de interacción, sobre todo para los pacientes COVID. En este caso, lo que estamos haciendo es la reconversión de camas según las necesidades de la población. Cuando comenzó esta pandemia, teníamos camas críticas y semi-críticas, entonces la reconversión se trataría de que si hay necesidades de camas semi críticas, se las usa así o viceversa”, comienza diciendo la directora del Centro de Salud Zenón Santillán, doctora Liliana Gordillo.

Y continúa: “Si el paciente se descompensa y requiere una cama crítica, esa misma cama cuenta con las bases medicinales como para convertirse en una cama crítica. Tenemos una torre COVID que cuenta con tres pisos. Cada piso es en espejo, donde tenemos 36 camas de un lado que se usaban como semi-críticas y doce camas del otro lado, como críticas. Eso es replicado por tres. Además una terapia en la planta baja que tiene 16 camas en la actualidad, con otra sala también que está funcionando hoy como clínica y tiene una capacidad de 32 camas para reconvertirse en críticas”.

Siguiendo esta línea, detalla que en este momento el hospital tiene entre un 55 a 60 por ciento de ocupación; con un recambio constante en cuanto a la evolución de los pacientes. Éstos cuando mejoran son dados de alta o pasan a un nivel de menor complejidad.

Aparte, el efector cuenta con una Guardia de Febriles donde se realiza la atención médica, los test de detección de COVID y los exámenes complementarios como puede ser laboratorios con los marcadores de severidad, radiografía o tomografía en caso de ser necesario.

Al ser el centro de referencia de COVID-19, el Centro de Salud también recibe pacientes derivados de otras instituciones, del interior de la provincia, o desde el domicilio particular que presentan síntomas.

“La reconversión no fue tan solo edilicia, sino también desde el punto de vista profesional. En la atención están comprometidos todos los profesionales: con especialidades clínicas y quirúrgicas, eso nos da la posibilidad de tener mayor cantidad de personal a disposición. Quiero agradecer a toda la comunidad hospitalaria porque se pusieron la camiseta del hospital y de la salud pública para la atención de los pacientes”, destaca Gordillo.

En tanto, la directora del hospital Nicolás Avellaneda, doctora Alba Pieroni, sostiene que la institución que representa está funcionando normalmente respecto a la atención de COVID. Cuenta con dos consultorios de febriles, uno de Adultos (desdoblado en sector de hisopado y asistencia), y  otro pediátrico, donde se atiende la demanda de los niños que consultan por cuadros febriles u otras patologías que puedan tener relación al coronavirus.

“El establecimiento tiene salas de aislamiento de pediatría, donde hay niños sospechosos. Allí se mantienen hasta tanto se confirme si es COVID o no. Contamos con aislamiento en la Unidad Intensiva Pediátrica, en la Unidad de Bronquiolitis, es decir en la parte de Neonatología, con una sala de aislamiento para Perinatología donde atendemos a las pacientes embarazadas que llegan al hospital con trabajo de parto y están con fiebre”, cuenta.

Luego se encuentra la torre COVID, donde están las salas de Intermedia e Intensiva. “En este momento tenemos 25 camas de terapia intensiva disponibles y 35 camas de intermedia; las cuales están funcionando normalmente. Se hace recambio de pacientes, se deriva a modulares, los pacientes con obra social se los deriva a los sanatorios correspondientes, entonces siempre hay giro de camas. El porcentaje actual de ocupación es de un 65 por ciento”, expresa Pieroni.

Finalmente, comenta que para poder adaptarse a la pandemia fue necesario refuncionalizar las salas que antes eran de Clínica y Neonatología, y la Terapia Intensiva. Se implementó más tecnología, monitores, respiradores, bombas, cánulas de alto flujo. En cuanto al recurso humano se fue redistribuyendo para poder cubrir con guardias los consultorios de febriles, las salas COVID y la terapia.

“Tenemos un personal de salud muy comprometido, vemos que ante la necesidad y aumento de la demanda el recurso humano se va sumando y adaptándose a esta situación, y va ayudando a dar respuesta a la población”, concluye.

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