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Síndrome de Burnout o «del trabajador quemado»: Una problemática que puede prevenirse a nivel institucional con reconocimiento y humanización

El médico psiquiatra coordinador de Consultorio Externo del hospital de Día Obarrio y encargado del programa “Cuidar al que Cuida” del Ministerio de Salud Pública, doctor Gustavo Ignacio Palavecino, se refirió a la problemática también conocida como de “cabeza quemada” o “cabeza estallada”, que cobra cada vez más afectados en la actualidad y que puede tener un freno a nivel institucional o empresarial con la implementación de herramientas asertivas de reconocimiento al trabajador.

El empleado expuesto de forma continua a altos niveles de estrés, carga excesiva de trabajo, escasa autonomía, malas relaciones laborales y que se enfrenta especialmente a la ausencia de apoyo en su entorno o por parte de sus referentes, encargados o jefes, puede llegar a sufrir estrés crónico que a su vez acabe provocando burnout.

El síndrome de Burnout generalmente se caracteriza por sintomatología psíquica y física y tiende a darse con mayor frecuencia en personas que tienen mayor interacción desde lo social y labores que las obligan a estar en contacto con mucha gente de forma cotidiana: “Suele comenzar con trastornos del sueño, apatía, agotamiento, desgano, desinterés, baja autoestima; las personas que lo sufren se sienten muy superadas, se meten cada vez más en su interior y no pueden expresar lo que les está pasando; lo cual lleva a que baje notablemente la calidad de su rendimiento diario, así como sus niveles de tolerancia y empatía”, dijo el profesional.

En este sentido Palavecino aclaró que, si bien la sintomatología es fuerte, se trata de una problemática que puede abordarse y tratarse y agregó que existen estrategias a nivel empresarial e institucional que pueden y deben implementarse para prevenir que los trabajadores lleguen a ese punto en sus vidas.

“Si la persona ya sufrió alguna vez del síndrome de burnout, es mucho más probable que pueda volver a padecerlo, por eso hay que prestarle especial atención, buscar ayuda, poder establecer qué es aquello que lleva al desgaste y planear estrategias que permitan manejarlo. Administrar la gratificación a nivel institucional es clave, ya que hay muchas instituciones que aun actualmente no lo hacen con sus trabajadores y es algo fundamental posicionar a cada individuo en un lugar de importancia para estimularlo”, reflexionó, a la vez que aclaró, de la mano de este tipo de herramientas, comienzan a bajar los niveles de auto-exigencia y constante competencia, que muchas veces se plantean los trabajadores para ser brillantes y los mejores.

Siguiendo esta línea el referente comentó que, a nivel individual y personal, es un buen ejercicio poder poner en la balanza cuáles son los límites de cada uno como profesional y como trabajador y dar importancia al rol que también se desempeña en la vida social, familiar y afectiva.

“Uno tiene también una vida por fuera del trabajo y a veces no se la cumple por centrarse solamente en lo laboral. De esta forma se ingresa en un círculo rutinario que solo incrementa la sintomatología del síndrome, por eso es altamente aconsejable mantener reuniones periódicas del equipo de trabajo, que puedan destacar connotaciones positivas, asertivas y especialmente aprovechar en los fines de semana u horarios que no son laborables, para realizar actividades recreativas, salir y “desenchufarse”, como comúnmente decimos”, manifestó.

Toda el área de Salud Mental del Siprosa -psicología y psiquiatría- se encuentra al servicio de la atención de este tipo de casos, que se suelen manifestar con síntomas que pueden llegar a confundirse con los principios de un trastorno depresivo. De allí la importancia de la consulta, que permite arribar a un diagnóstico diferencial.

“Se puede ayudar al paciente a mejorar, tanto desde la parte cognitiva -en función de organizar su día a día y regular su estado anímico- mejorando de la mano su capacidad de descanso. El sueño es un mecanismo reparador, si no se duerme bien al otro día es lógico que la persona estará intolerante, irritable, desganada y agotada; lo cual a su vez se refleja directamente en la productividad de cada uno”, dijo para finalizar y remarcó que es necesario sentir desde las jerarquías hacia el personal el reconocimiento y la valoración de la labor realizada con los esfuerzos que la misma implica.