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Síndrome de la Cabaña: A quién acudir cuando invade la angustia al salir de casa

La coordinadora de Salud Mental en el Primer Nivel de Atención de la Dirección General de Red de Servicios, psicóloga Analía Vanesa Cordero, brindó detalles sobre el síndrome de la cabaña, estrechamente referenciado con una patología muy actual de salud que apunta al post-aislamiento.

Hablamos del “síndrome de la cabaña” cuando se experimenta cierto miedo o temor por salir a la calle. Miedo a contactar con otras personas fuera de los límites del hogar, temor a realizar actividades que antes eran cotidianas como trabajar fuera de casa, usar medios de transporte público o relacionarse con otras personas, incluso conocidas. Se considera que el mismo es una consecuencia conocida, o incluso natural de haber transcurrido tanto tiempo bajo confinamiento.

En este sentido la especialista indicó que el confinamiento preventivo que atravesamos el año pasado para cuidar la salud física de la comunidad en contexto de la pandemia por Covid-19, tuvo un impacto negativo en los aspectos subjetivos de las personas en muchos casos.

“Este cambio tan radical en nuestros hábitos y conductas sociales tuvo efectos en la salud mental de las personas. A partir de ello y ahora que se está dando la apertura paulatina de los espacios sociales, están teniendo lugar muchas consultas en salud ligadas a un temor o miedo a volver a salir y compartir espacios en contacto social con los pares”, sostuvo la psicóloga, al tiempo que enfatizó ese contacto es totalmente necesario para el ser humano, que es esencialmente gregario y precisa de la mirada y la palabra de otros para existir.

El miedo, temor y angustia sin objeto, inespecíficos -ya que no existe un algo que genere el temor en sí, pero el ambiente tiende a aparecer como una amenaza- muchas veces se traduce en síntomas físicos como taquicardia, sudoración, síntomas comportamentales como ausencia del sueño, nervios ante la reapertura de la presencialidad en el ámbito laboral, trastornos en el apetito, entre otros.

“En lo subjetivo o conductual se generan estrés y nerviosismo, irritabilidad, la persona está a la defensiva al salir y esto es normal y se encuentra dentro de lo esperado, en otras comunidades que tienen que aislarse por cuestiones climáticas o situaciones no relacionadas con el Covid ya se observó, pero esta fue una situación a nivel mundial”, dijo Cordero y aconsejó que el inicio de la actividad presencial y social pueda seguir idealmente un orden de lo paulatino, manteniendo las rutinas de prevención como rituales que dan tranquilidad a la hora de salir y encontrarse con los otros.

Siguiendo esta línea la profesional enfatizó la importancia de ejercer con responsabilidad el regreso a las rutinas: Si la persona se siente enferma o con síntomas debe elegir no salir y poder manifestarlo, mantener hábitos saludables en la alimentación, el sueño, la actividad física, que tienen un impacto de bienestar en lo físico y en lo emocional. “Una persona que tiene una rutina de alimentación y salud física, seguramente estará de mejor ánimo que una que no y si se siente que no se puede manejar la situación, pueden acudir a cualquier servicio de salud, público o privado, para poder hablarlo”, concluyó.