Inicio » Hospitales » Hospital de Niños » Hospital de Niños: un ‘monstruo’ que salva la vida de los más bajitos

Hospital de Niños: un ‘monstruo’ que salva la vida de los más bajitos

Hace 118 años la provincia contó por primera vez con un hospital pediátrico destinado a la asistencia de los niños. Desde ese entonces hasta hoy, existe mucha historia por contar. Cinco exdirectores recuerdan su gran y emotiva vivencia en la institución que salvó a cientos de pequeños.

Un 14 de mayo de 1899 se inauguró el hospital en avenida Sarmiento al 900, bajo la dirección del doctor Manuel Cossio y un 13 de abril de 1906 se compró una escritura del terreno de su actual emplazamiento en calle Rondeau, edificio que fue inaugurado durante el gobierno de Celestino Gelsi.

La actual dirección está bajo la conducción de la doctora Cristina Alabarse, quien inició su mandato en noviembre de 2015 como subdirectora y asumió a su presente cargo por pedido de la ministra de Salud Pública, doctora Rossana Chahla, en abril de este año.

Historias de gestión

Doctor Rafael López

Estuvo frente a la dirección desde 1989 hasta 1991. Fue el gran impulsor de la lucha contra la Rabia. Actualmente es el presidente de la Fundación ProNiño. Llegó a encontrarse con sus colegas con su tradicional sacó gris, bolso pequeño, sombrero y un bastón que no solo sostenía a su persona, sino también a toda una vida dentro de ese histórico edificio.

Antes que nada, contó sus sentimientos al ser designado director. “Lo primero que sentí fue miedo por no saber si iba a cumplir con las expectativas, ya que este hospital siempre fue una institución de primer nivel. Fue muy hermoso, muy lindo. Crea un sentimiento tremendo”, expresó.

Cuando le tocó recordar su gestión, dijo: “Era muy difícil. No teníamos remedios ni recursos para solucionar los problemas de los niños, ya que ni siquiera en las farmacias nos quería vender debido a la situación económica y social que vivía el país en ese momento. Hoy todo es diferente”.

Lejos de aquellos tiempos, el doctor destacó de su gestión: “Recuerdo las cosas lindas que uno hizo, logros que se pudimos cumplir durante esa gestión. Fue muy importante para dar salud a los niños”. Pero, al respecto, hizo un llamado a la comunidad: “Hay una sociedad que debe participar siempre. Eso es muy importante porque ellos deben encontrar a su hospital en condiciones”.

Sin soltar su bastón, prosiguió con su relato. “Tengo 82 años y no quiero alejarme del hospital, es muy difícil despegarse de la institución”, agregó. Luego, mostró un rasgo particular que lo ayudó a nunca bajar los brazos, su canto. “Yo amaba lo que hacía y todos los días me despertaba con la emoción de venir a trabajar. Quería contagiar de alguna manera mi alegría a los demás compañeros. Siempre hay que cantar porque ayuda a la cabeza, al cuerpo y a la labor diaria”, enfatizó, antes de comenzar a cantar un tango, como si los años no hubieran pasado. Sí, cantó un tango.

Doctor Lorenzo Marcos

Fue director desde el 2000 hasta el 2003. Ingresó a la institución en 1976. Su actividad fue siempre en terapia intensiva, comenzó como médico de guardia  en 1984, después pasó como médico residente, jefe de Residencias y, por su gran capacidad y constancia, llegó  a ser jefe de Terapia Intensiva, donde actualmente sigue desempeñándose.

A la hora de recordar su gestión, no dudó en mencionar un difícil momento para Tucumán. “Lamentablemente mi gestión se vio enmarcada dentro del mal momento que significó la desnutrición infantil, cosa que hubo en todo el país”, afirmó.

Siguiendo este relato y visiblemente conmovido con los recuerdos, respiró y continuó: “Nos tocó poner la cara; primero hablando con los padres, después con la prensa, pero sobre todo trabajando todos los días. No conozco otra receta”.

Parado en la entrada del tradicional pasaje del efector, también recordó: “El hospital cambió en forma positiva en los últimos 40 años. Yo era médico de terapia intensiva. Debía salir al pasillo y anunciar a los padres que había fallecido el niño. Eso era algo de todos los días. El número disminuyó entre un 300 y 400 por ciento gracias a las gestiones, a la tecnología y sobre todo a los profesionales, que están mucho más capacitados”, se explayó.

De acuerdo a lo manifestado por Marco, antes se producían muchos casos de deshidratación y gastroenteritis. “Eso hoy ya no se ve como en aquel entonces, también las infecciones respiratorias bacterianas desaparecieron. Hoy hay otras infecciones y patologías que son más complejas, como infecciones virales, y tenemos muchos chicos con enfermedades tumorales. Es impresionante el  crecimiento de la estadística de los niños que padecen tumores y de las familias que sufren por ello. Enfermedades inmunológicas y traumáticas son las que se ve actualmente con más frecuencia”, especificó.

Los recuerdos de su paso por la dirección estaban muy frescos; se notaba en cada palabra, en la nostalgia y angustia que lo invadía cada vez más. Consultado si se imaginaba su vida fuera del hospital, su voz se entrecortó, se enrojecieron sus ojos y le brotó una lágrima. “No puedo contestar eso. Me genera mucha angustia irme del hospital. ¡Son 40 años!”, respiró y siguió: “Mi familia está detrás mío y gracias a ellos conseguí todo lo que tengo”.

Los momentos de nostalgia siguieron. “Un instante que recuerdo fue el más feliz, cuando después de 100 días de asistencia respiratoria sacamos a un niño del respirador. Tenía Sindrome de Guillen barre. Fue un gran logró para los médicos de la Terapia Intensiva. Desde 1987, nuestra capacitación mejoró tremendamente. Todo cambió y mucho. Quisiera tener 24 años y volver a empezar desde el punto en que estamos hoy. Tenemos ecógrafos, tomógrafos, eco doppler transcraneano, ventilamos a los chicos. Quisiera volver a esa edad porque hay muchas cosas por hacer”, agregó.

Doctora Graciela Lavado

Una mujer  firme en los momentos más críticos, pero muy sensible a la vez. Estuvo durante el período de noviembre de 2003 hasta noviembre de 2011. Actualmente es la jefa del Programa Integrado de Salud.

Al recordar su paso por el hospital, dijo: “Me tocó una etapa muy buena, ya que la salud entró en la agenda política. Veníamos de una época muy mala en la que los edificios estaban en un estado muy delicado y pudimos reestructurarlo casi en la totalidad. Además dimos un gran salto en lo que fue la tecnología”.

Lavado, con una mirada profunda en el recuerdo, destacó su relación actual con el hospital. “Pasé más de 30 años en esta institución. Es difícil dejar de lado todo. Empecé como practicante y llegué a ser directora, así que el hospital es muy importante en mi vida”, dijo con una leve sonrisa que escondía mucha emoción.

La emblemática ex directiva, durante su gestión ayudó a armar la Sala de Inmunodeprimidos, un lugar tan especial, difícil y triste al mismo tiempo. “Agregamos a una fundación que ayudaba a los niños. Hicimos una internación diferenciada para que estén lo mejor posible. Antes de ser directora, era jefa del Servicio de Hemato-ontología y de eso estoy muy orgullosa. Es el único servicio y sala de internación de la provincia con toda la complejidad necesaria”, aseguró.

Por último, no dejó pasar el recuerdo de las luchas gremiales, remarcando que fue un momento especial para todos, pero que ya paso. “Actualmente estamos caminando a la par. Teníamos muy claro el proyecto de hospital por eso seguimos adelante. Hicimos un gran cambio en la infraestructura y en la tecnología, y el trabajo del personal fue fundamental”, concluyó.

Doctor Oscar Hilal

Trabajó durante 30 años en el hospital. Otra palabra más que autorizada para hablar sobre este ‘monstruo’ que sana a los más pequeños. Su origen fue la Terapia Intensiva. Desde el 2000 hasta el 2011 estuvo como subdirector y al frente de la dirección durante 6 años posteriores.

Sobre su paso por la institución, contó muy nostálgico: “Cuando entre al hospital pasé momentos duros. No había recursos y en materia económica tampoco alcanzaba, a pesar del esfuerzo del Gobierno y de los ministros de Salud que nos tocaron. Las necesidades de nuestros niños cada vez eran mayores”. Ahí se detuvo porque notaba que la angustia vivida en aquel entonces volvía.

De inmediato, con una  sonrisa, retornó al presente y continuó: “Después la situación económica fue mejorando, fueron apareciendo los recursos y se renovó el hospital. Actualmente está cambiado en su totalidad, desde el subsuelo con esterilización nueva y un lactario modelo en la Argentina, hasta el último piso remodelado con salas hechas para dar confort a las madres y a los niños”.

También remarcó uno de los mayores logros de los últimos 17 años. “Pasamos de tener 6 camas de terapia intensiva y 12 de terapia intermedia, a contar con 47 de cuidados críticos, 16 de terapia intensiva y 7 unidades de recuperación cardiovascular. Además 24 camas de terapia intermedia”, dijo, totalmente convencido de que eso había cambiado visiblemente la atención.

Casos estremecedores

Hilal, con mucho dolor, contó: “Los casos que siempre duelen son los de abuso sexual, los daños y agresiones a los niños. Una situación que nos marcó a fuego fue cuando llegaron dos niños que fueron degollados por su mamá. Fue un mediodía de 2002. Recuerdo que el padre ingresó con las dos criaturas desesperado. Eso duele y no se olvida más”, dijo y de forma inmediata para no quebrarse agregó: “Solamente los que hemos vivido situaciones así, sabemos qué se siente, pero ver un niño que ingresa al hospital y que por la intervención de uno mejora y te sonría, paga todo”.

Finalmente, la doctora Cristina, como la suelen llamarla sus pacientes, se mostró emocionada y con muchas fuerzas de avanzar en la actual gestión. “Es una mezcla de sentimientos diferentes, de ganas de hacer cosas. Es una responsabilidad importante, un compromiso con la institución, con los colegas y sobre todo con la comunidad de nuestra provincia”, aseveró mientras sus antecesores la observaban con atención. Ante esto, dijo: “Nosotros no seríamos el hoy si no existiera el ayer de otros directores”.

Consultada por su trabajo, respondió: “El hospital tiene una necesidad de cambio permanente y está creciendo en todo sentido. Tenemos varias propuestas y muchas ya se cumplieron. Siempre existe un sueño pero cuando uno maneja una institución como esta, los anhelos deben estar  atentos a nuestra realidad. Por supuesto que si tenemos menos pacientes quiere decir que la salud mejoró en muchos puntos y lo vamos a lograr”.

Por último,  Alabarse, a quién no se le borró nunca la sonrisa de su rostro, manifestó su agradecimiento especial al personal que está a su lado. “Quiero agradecer y felicitar a todos porque son personas muy comprometidas que permanentemente están preparándose para el desafío de atender al paciente y a su familia. Desde nuestra dirección van a tener todo el apoyo que sea necesario”, lanzó la profesional, pero cuando iba a concluir sus palabras hizo un párrafo aparte por el apoyo que recibe desde el Ministerio. “Para concretar los sueños es necesario alguien que te ayude y en ese sentido quiero destacar el apoyo de la ministra Rossana Chahla. Ella siempre ha estado escuchándonos, apoyándonos y facilitándonos las cosas que sean necesarias”, cerró.

Galería de fotos